Residencia en ERROR
Laboratorio para arte contemporáneo y nuevos medios
17 de septiembre al 8 de octubre, 2018
La ciudad es un «parásito» que se constituye en la negación absoluta de lo rural.
Bolívar Echeverría
La pregunta por las fronteras es la primera a ser encontrada, de ella todas las demás fluyen.
Fernand Barudel
Prácticamente desde su fundación en el siglo XVI, la ciudad de Puebla, como parte de su desarrollo, ha devorado en términos territoriales todo lo que encuentra a su paso a partir de establecer intercambios siempre desiguales y depredadores de los recursos de los territorios aledaños. Esta situación no es exclusiva de la ciudad poblana, Alain Touraine plantea que la noción de ciudad está ligada necesariamente a la de modernidad y progreso, por lo tanto, es lógico que a la otredad, a la oposición,a lo rural, se le conciba como aquello que hay que desplazar o exterminar.
El modelo económico centralista en el que estamos inmersos ha provocado, entre muchas otras cosas, que los habitantes de las grandes ciudades modernas conozcan poco del vasto territorio que habitan. En específico, las personas que residen en el interior de la ciudad poco saben sobre cómo están configurado el perímetro de las urbes pues lo consideran ajeno, sucio, conflictivo y amenazante mientras que quienes habitan los suburbios dependen en gran medida del centro porque ahí es donde se concentran las oportunidades educativas, laborales y culturales. En palabras de Elsa Patiño Tovar:
La periferia de la ciudad de Puebla es mayoritariamente un espacio agrario con fuertes desigualdades sociales (que por supuesto también se dan en la ciudad), en función del cual deben pensarse las intervenciones que pretenden llevar a cabo para sacarla de su endémica pobreza, si no se quiere seguir reproduciendo el modelo colonial en donde el crecimiento de la precariedad en el campo y en la ciudad es la constante.
Una de estas zonas periféricas de la ciudad está conformada por la rivera del Atoyac que desemboca en la presa de Valsequillo. Dicha presa fue construida en 1946 y es el cuerpo de agua más grande de Puebla. Originalmente tanto en el río como en la presa se podían encontrar carpas y otros peces, sin embargo, con la contaminación actual no es posible que sobreviva ningún organismo dentro del agua. Debido a las características naturales de la zona, se utiliza para realizar paseos y distinas actividades recreativas. Sin embargo, la sustentabilidad de estas condiciones se ven amenazadas por el tipo de uso que se le da al suelo y al agua y por el crecimiento inminente de la ciudad.
El presente proyecto consiste en establecer una ruta transitable en la periferia sur de la ciudad de Puebla —zona de transición entre lo rural y lo urbano— para realizar recorridos extensos y conocer, identificar, explorar, registrar y re-pensar la urbe caminando. Las caminatas serán reguladas a partir de diálogos con los vecinos de los distintos territorios pues serán ellos quienes señalen las zonas por transitar y así los trayectos adquirirán cierta forma a lo largo de la rivera del Atoyac. Durante el andar se realizarán diversos tipos de registros: sonoros, visuales y de recolección de objetos encontrados, para generar un cuerpo multidisciplinario de obra que permita socializar la experiencia de transitar físicamente el contorno de la urbe en pro de entender su relación con lo rural y, por lo tanto, conocernos con mayor profundidad a nosotros mismos. En palabras de Peter Krieger: “Las ciudades son el símbolo de lo posible, son un contenedor de ideas, de memorias individuales y colectivas, son espacios de experimentación, de urbanidad como habitus de convivir”.
Características del proyecto
Rivera del Atoyac es un ejercicio de arte y entorno que forma parte del proyecto general Zonas de transición, el cual incluirá en otro momento una serie de acciones entre las que se encuentran realizar caminatas que rodeen simbólicamente a la Ciudad de México. Estos desplazamientos tienen como finalidad acercarse a lo que Guy Debord denominó «psicogeografía», es decir, buscar y detectar cómo el paisaje influye en nuestras emociones y en nuestra manera de percibir la realidad —en este caso, en nuestra concepción de la idea de ciudad y su relación con lo rural. Con la asesoría del artista y gestor Óscar Formacio, se seleccionarán puntos de partida en la periferia sur de la ciudad de Puebla, límite colindante con la rivera del río, para dejarse llevar libremente a través de caminatas extensas con la finalidad conocer mejor la relación de tensión entre lo urbano y lo rural y compartir esta experiencia mediante la generación de un conjunto multidisciplinario de obra que posteriormente se mostrará al interior de error.Estos registros y piezas artísticas incluirán descripciones narrativas, imágenes fotográficas, dibujos del entorno, mapeos, sonidos ambientales, objetos encontrados y diálogos con los habitantes de distintos lugares. El encuentro e intercambio con los vecinos de los territorios por donde se realicen los recorridos será fundamental, dado que ellos señalarán las zonas significativas por transitar, compartirán experiencias relacionadas con el paisaje y extenderán recomendaciones para que los trayectos adquieran sentido. Los registros tendrán su contraparte o complemento a manera de publicaciones en redes sociales a partir de un hashtag lo cual permitirá la socialización y la consulta del proyecto desde otras latitudes del globo terráqueo.
Zonas de recorridos en el límite sur de la ciudad de Puebla:
OBJETIVOS
General
Alejarse de la idea de que lo otro, lo que está allá afuera es ajeno a nosotros a partir de descubrir, explorar y compartir, mediante un conjunto multidisciplinario de obra artística, la experiencia de recorrer a pie una zona de transición de la ciudad de Puebla. De esta forma podremos tener un conocimiento más profundo de aquello que delimita a la urbe y, por lo tanto, de nosotros mismos.
Particulares
Registros
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Continuará…