En la historia de México, a la patria no ha habido caza que le dé alcance. Si bien en distintos momentos pintores y poetas la han vislumbrado como una mujer anhelada e insolente, bella y temida, también ha sido considerada colectividad ambigua, contradictoria y amorfa, o Virgen María, útero cósmico, maquinaria transgénica, Ixmucane, Coatlicue, calavera galante, lastimera y festiva. Pero, ante todo, la patria ha sido suelo y sustento, escenario donde, según lo consignó el escritor y político José Bernardo Couto, “los años huyen, los hombres desaparecen, la sociedades se modifican y renuevan; y del tiempo, de los actores de la escena del mundo no quedan recuerdos”, aun cuando es posible construir con unos y otros, con hombres y personajes, con hechos y ficciones, nuevos relatos que nos ofrecen noticias sobre nuestro devenir.
El relato expuesto en El rayo y la memoria por el artista Santiago Robles (Ciudad de México, 1984) hace eco de ese propósito, y en un singular ejercicio pendular entre la historia, la poesía y la pintura sale en asedio de la verdad; más de una verdad incierta, irónica y crítica que informe del estado actual de la nación mexicana. A partir de la presentación de tres actos o cuadros históricos generales, revisitados durante cinco siglos —de la fundación de México-Tenochtitlán a la consumación de la Revolución Mexicana y la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte—, Robles ha modelado y puesto en escena a tres personajes: El Pintor, El Poeta y, en el cruce de la mirada de ambos, La Patria. La presencia de tales protagonistas, congregados sobre un mismo suelo, a la vez concreto y simbólico, permite al artista desglosar un testimonio y un paisaje desde donde repensar el pasado, el presente y aún el futuro mexicano, en correspondencia con las formas en que lo concibieron las culturas prehispánicas por medio de códices y estelas, o semejante a la manera en que lo fijó el Muralismo promovido por José Vasconcelos e incluso del modo totalizador en que la cultura pop recrea la mitología y el imaginario locales.
Sobre este horizonte, el ejercicio colectivo y multidisciplinario de Santiago Robles nos impele y cuestiona: ¿cómo podemos interpretar los mitos fundacionales de nuestra sociedad? ¿De qué manera el libre mercado condiciona lo que entendemos hoy como cultura propia? ¿De qué maneras confluyen las tradiciones y las prácticas industriales globales? En esta era de ultramestizaje, ¿cómo surgen manifestaciones de nacionalismo y etnicismo en la reafirmación de las identidades? ¿Acaso se trata de simple oposición, de múltiples tensiones entre una cultura y otra? Y en cuanto a lo que corresponde estrictamente al arte, ¿es posible reescribir y retratar la historia, los múltiples perfiles que componen nuestras identidades, nuestros imaginarios? Ya Bernardo de Balbuena, hace más de cuatrocientos años, declaraba sobre esta misma tierra: “Todo es sombra tuya, ¡oh pueblo augusto! / y si hay más que esto, aun más en ti se encierra”. Cierto, la historia patria (impecable y diamantina) es también el relato de lo agreste, de la furia, el horror, la crueldad, lo indómito. Sí, la feracidad y la fiereza de nuestra tierra: su grandeza y su amenaza.
Christian Barragán, curador
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Patria, impecable y diamantina
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Estado fallido. Estallido
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Códice Starbuckstlán
Narración
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Fichas técnicas
Planos
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El rayo y la memoria
Santiago Robles
1 de febrero al 23 de marzo, 2019
Galería Víctor Manuel Contreras, UAEM
Ina Larrauri, jefa de Promoción Artística de la Dirección
de Comunicación Intercultural
Curaduría: Christian Barragán
Edición video Patria, impecable y diamantina y Códice Starbuckstlán: Álvaro Caudillo
Edición video Estado fallido. Estallido: Sebastián Morales
Diseño de invitación: Rodrigo Alasua
Registro fotográfico: Aimée Suárez
Agradecimientos: Especialmente a Ina Larrauri y a todo el equipo de la UAEM, Montserrat Sotelo, Ximena Leyva, Tony Pliego y a los coleccionistas que amablemente facilitaron sus obras.
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