Decía mi papá: el maizal habla. No es bueno tirarlo, recójanlo el maíz. Y si quieres, siémbralo, te va a dar producto, porque nos está viendo, mira y llora. Un día me dijo: voy a escuchar a ver si el maíz llora… y de veras, sí escuché que las plantas, el aire, sí llora, habla y dice: hay que cuidarlo. Y así sabemos que está vivo. El maíz está vivo y nos da ensueño. (Narración en náhuatl).
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¡Ya nos Cayó el Chahuiztle! es un proyecto en el que convergen el arte, el medio ambiente y la sociedad con el fin de promover el rescate de la diversidad de granos criollos y el mantenimiento de la siembra tradicional de la milpa: con respeto a la naturaleza y a las personas, sin agroquímicos, pesticidas, semillas híbridas ni intermediarios, atendiendo así a la apremiante necesidad del pueblo mexicano de despertar y advertir que el maíz, base primordial del sustento diario, está siendo fuertemente amenazado por el avance industrial y corporativo.
El modelo neoliberal capitalista hace del consumo de maíz un acto que pone en peligro la salud individual y la preservación de los ecosistemas donde se desarrollan sus plantíos extensivos, desplazando el cultivo tradicional y profundizando, al mismo tiempo, la desigualdad y marginalidad de los grupos campesinos e indígenas del país, a quienes se debe esta herencia ancestral.
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Gracias de corazón a Juan Toltecameh, a Kena y a toda su familia; a todos los campesinos de Amatlán que colaboran en el proyecto; a Laura Martínez y Omar Valderrama; a todas y cada una de las personas que han colaborado con esta iniciativa a lo largo de estos años, ¡y los que faltan por venir! ¡Sin maíz no hay país!
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