De las pendientes del año pasado:
Muchas gracias a la revista México desconocido por incluir mis pinturas y dibujos en su artículo sobre la cueva de Cincalco en Chapultepec (Cintli= mazorca de maíz; Calco= (locativo), en la casa).
Entre muchas otras razones, esta cueva es importante porque cuenta la leyenda que aquí es donde Huemac, último tlahtoani tolteca, vino a terminar sus días tras ganar un juego de pelota y fallar en entender la lección que los tlaloque le ofrecieron. También se utilizó a este sitio como escenario de narraciones falsas que intentaron desprestigiar a Motecuzomah Xocoyotzin, asegurando que se intentó suicidar acá por miedo a los presagios que le auguraban el fin de su pueblo y de su legado (debido a la llegada de los españoles). En el cuento “Tenga para que se entretenga” (1972) de José Emilio Pacheco, Cincalco podría aparecer como un personaje velado que es partícipe de la desaparición de Rafael, un niño de seis años.
Respecto a la publicación de México desconocido, difiero respetuosamente de que la cueva de Cincalco se trate de la gruta tapada que alberga actualmente al audiorama de Chapultepec. Desde mi perspectiva, y la de otros investigadores más, la cueva realmente es el cercano túnel que aún persiste y que albergó al elevador que mandó instalar Porfirio Díaz para conectar por dentro de la tierra al Castillo que se encuentra en la cima del monte (Chapultepec en realidad es un volcán apagado) con las áreas bajas que eran semi lacustres.
Gracias también a Fernando Gálvez, al guardián Juan Carlos Hernández, Gabriela Latapí, Meria Bulos y Gabriel Cruz.
Enlace a la publicación, aquí.