El maíz transgénico prometió bienestar y felicidad para la humanidad, la población tendría un mayor acceso a la alimentación y, por lo tanto, a una mejor calidad de vida debido a la reducción de desigualdades. La realidad es que a lo largo de todos estos años en que se ha implementado su uso ha sucedido todo lo contrario: la población no tiene un mayor alcance a la alimentación y su salud se ha visto afectada por el consumo del glifosato. La implementación del maíz transgénico ha sido una máscara, un emoji, la promesa de un modo de vida simple, light, que ofrecía alegría, pero en realidad este maíz no está pensado para el bienestar de la humanidad, sino para el bienestar de los negocios de las grandes compañías transnacionales que patentan la semilla, comprometiendo además la soberanía alimenticia de una nación como la mexicana que consume en promedio medio kilo de maíz al día. Con el título Happy Meal, esta obra alude a la promesa de bienestar para la humanidad y la ecología con la implementación del cultivo del maíz transgénico.
Happy Meal, 2021, más de 12 000 semillas de maíz híbrido industrial, 90 x 90 x 9 cm. Algunas secciones de la pieza están protegidas químicamente contra insectos y otras no con la finalidad de que la obra se auto consuma parcialmente con el paso del tiempo. Es una obra única con gran detalle.
Proyecto ¡Ya nos cayó el chahuiztle!, maíz, arte y sociedad.
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