Cuando el origen del mundo, el tlacuache subió a un cerro empinado y de la cumbre robó el fuego que guardaban siete jaguares. Con su cola agitó las ascuas, y las chispas cayeron en los ojos de las fieras, cegándolas. Huyó con el fuego y lo entregó a los hombres en cuatro piras. En este tiempo ascendió por las escarpas cubiertas de espinos y bebió el pulque de la anciana poseedora del secreto de su fabricación. También por aquellos días primeros fue a la fiesta de los diablos y, fingiéndose borracho, cargó en su bolsa el mezcal y los cigarros para huir con ellos, llevándose de paso el fuego.
Mito tlapaneco recopilado por el Dr. Alfredo López Austin
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Tlacuatzin
Grafito, tinta y colores de madera sobre papel de algodón, 39 x 47 cm, 2025
Ce Tlacuatzin
Ome Tlacuatzin
Yei Tlacuatzin